La respuesta humoral
Se lleva a cabo cuando los linfocitos B activados durante la respuesta celular se transforman en células plasmáticas. Cuando el linfocito B entra en contacto con un antígeno desconocido se empiezan a diferenciar células plasmáticas, cada una fabrica un tipo de anticuerpo hasta que aparece una que fabrica un anticuerpo complementario al antígeno. Esta célula plasmática se divide y libera los anticuerpos. Esta es la respuesta humoral primaria y tarda más en ponerse en marcha.
Linfocito B, imagen tomada de Wikipedia
Estos linfocitos, al contrario que los linfocitos T citotóxicos, no atacan directamente a las células infectadas ni a los patógenos sino que liberan unas sustancias denominadas anticuerpos que se fijan a los antígenos del patógeno facilitando su fagocitosis por los macrófagos.
El linfocito B también se puede activar al entrar en contacto directamente con el antígeno sin mediación del linfocito T
Las células plasmáticas se dividen y parte de ellas quedarán reservadas como células de memoria en el torrente sanguíneo, para cuando vuelva el patógeno.
Cuando el antígeno vuelve a aparecer se desencadena una respuesta más rápida, ya que las célula de memoria saben qué anticuerpo fabricar. Es la respuesta humoral secundaria.
Aclaremos qué es respuesta primaria y respuesta secundaria
Cuando un antígeno es reconocido por primera vez, la respuesta inmunitaria se denomina respuesta primaria. Después del contacto con el antígeno, transcurre un cierto tiempo hasta que aparecen anticuerpos en el sistema circulatorio, la concentración de estos aumenta gradualmente hasta que más tarde se produce una caída. Al finalizar la repuesta primaria, la concentración de anticuerpos será tan baja que será difícilmente se detectará en sangre.
En la primera exposición al antígeno se forman clones de linfocitos B y T que interactúan con los antígenos, lo que explica la respuesta primaria.
Si al cabo de varios días, incluso años, el antígeno vuelve a penetrar en el organismo, se produce la repuesta secundaria mucho más rápida y eficaz, ya que la concentración de anticuerpos en el plasma es mucho más elevada.
Como resultado de la primera exposición al antígeno además de la producción de los clones de linfocitos B y T, se forman también células de memoria. Al producirse el segundo contacto con el mismo antígeno, el organismo ya está preparado ya que posee las células con memoria que lo reconocen y proliferan rápidamente contrarrestando la acción del antígeno, lo que explica la rápida y eficaz respuesta secundaria.