Todos los organismos han desarrollado mecanismos de defensa frente a la invasión de agentes patógenos. Estos mecanismos pueden ser inespecíficos que actúan de igual manera, independientemente de cuál sea el invasor, impidiendo su entrada en el organismo o destruyéndolos con rapidez, o muy específicos, que actuarán de manera diferente para cada patógeno, lo que se conoce como respuesta inmunitaria.
Los mecanismos de defensa inespecíficos actúan contra cualquier microorganismo o sustancia extraña. Son de tres tipos: barreras naturales, microflora normal del organismo y respuesta celular inespecífica.
Piel
Es el órgano más externo del cuerpo y constituye la primera barrera que han de franquear los microorganismos. Cuando está intacta es impermeable a la mayoría de los gérmenes, excepto cuando se producen heridas o quemaduras. Además, las secreciones sebáceas y el sudor generan un pH ligeramente ácido, muy eficaz contra los hongos. Es un órgano autorregenerable, cuya capa más superficial, la capa córnea, se encuentra en continuo proceso de descamación, lo que contribuye eficazmente a eliminar las bacterias que hubieran podido infiltrarse.
Piel, tomada de Wikipedia
Mucosas
Epitelios delgados y muy humedecidos de las aberturas naturales del cuerpo: boca, nariz, ojos y los tractos digestivo, respiratorio y urogenital. Estas características las convertirían en lugares idóneos para la penetración de gérmenes, si no fuera por la presencia de mecanismos de defensa propios, como la secreción de lágrimas o de mucus que contienen lisozima, un enzima que destruye la pared de las bacterias. Las secreciones del tracto respiratorio y el movimiento de los cilios impiden el paso de sustancias y de organismos extraños al interior de los pulmones.
El pH
El pH del estómago, como el de la vagina son ácidos, lo que asegura la destrucción de los microorganismos que lleguen a estas zonas.
Flora bacteriana autóctona
La piel y las mucosas, especialmente la que tapiza el intestino grueso, están pobladas por una flora bacterianal que, por lo general, no causa perjuicio alguno. Las colonias de bacterias autóctonas contribuyen a la defensa del organismo mediante la secreción de sustancias de carácter antibiótico que impiden el asentamiento de otras bacterias distintas y potencialmente patógenas.